01.09.2014 17:40
'' Las hojas secas de los árboles se amontonan, los columpios se balancean vacíos. Calles desiertas, silencio, un graffiti en la pared: Huye. En algún momento fue un niño lleno de futuro, ahora no es más que un adulto cargado de pasado.
Tienes toda una vida por delante, eso le decían con cariño y él sonreía sin entender; ahora ya no sonríe y ya no tiene toda una vida. El capitalismo salvaje, ese estado alterado de la mente por el cual los recursos finitos parecen infinitos por una ''tara'' que tenemos en la mente, había acabado con todo su mundo y toda su esperanza. Creía que esta no era más que la mayor de las traiciones.
Llegó a su casa sintiendo una culpabilidad inducida, esperando muy poco de si mismo. Ya no conoce ni una sóla ilusión que una buena descripción de la realidad no pueda frustrar. Tirado en su cama y mirando hacia el techo comprendió que todas las religiones, filosofías y doctrinas coinciden en un punto básico: hacer justo lo contrario; pero ya estaba muy cansado para intentarlo.
Su vida como toda mala película, tenía un final predecible. A veces pensaba en ser un gran mago y desaparecer, sin que nadie se diera cuenta. Cuando sonó el timbre por la mañana, ya sabía que esos eran sus últimos momentos en su hogar, no porque los perros de la banca venían a quitarselo todo; no, pistola en mano, el mago desilusionista, anunciaba un último espectáculo olvidable''
Herr Ferreiro
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